Lógica sujeto-objeto


“El hombre es un lobo para el hombre”
Thomas Hobbes

“El hombre es un dios para el hombre”
Baruch Spinoza


Percibir implica muchas cosas. 

La percepción espontánea, ordinaria, consensual, del ser humano está condicionada por el lenguaje. Lo percibido está nombrado y por consecuencia dividido. El mundo que me rodea me aparece como un conjunto de cosas, cada cosa estando separada de la otra. Un mundo de objetos. A su vez, me percibo a mí mismo separado de este mundo que percibo a mi alrededor. Pero como tengo conciencia de mí mismo me percibo no como un objeto sino como un sujeto. Así percibir es percibirse a sí mismo como un sujeto separado de un mundo de objetos separados los unos de los otros. Desde esta percepción, percibo a los otros seres humanos como objetos, y sé que me perciben a mi como un objeto.
Esta separación sujeto-objeto implica también relaciones extrínsecas entre los objetos, entre los objetos y los “sujetos”. La ciencia explica lo que ocurre desde un principio de causalidad que postula una relación externa entre dos objetos. Un objeto es la causa de un efecto sobre otro objeto. 
La relación que un ser humano tiene con la naturaleza está pues sometida a esa lógica sujeto-objeto. El lenguaje con su construcción gramatical sujeto-verbo-objeto lleva a tener una relación instrumental con la naturaleza yo-manipular-naturaleza. El yo manipula la naturaleza, el yo domina la naturaleza, el yo modifica la naturaleza. El yo, por un lado, tiene ideas de como tiene que ser la naturaleza, tiene teorías, y luego pone en práctica sus ideas y transforma a la naturaleza según sus ideas. Así funciona el yo, así funciona el sistema cabeza-manos. Pienso luego modifico. Teoría luego práctica. En definitiva el yo tiene deseos, motivaciones, respecto a la naturaleza. El yo tiene una relación externa con la naturaleza que implica, en el acto mismo de percibir, tener estrategias.
La percepción espontánea no cuestionada implica la lógica sujeto-objeto o sea un yo que tiene estrategias sobre objetos. Esa percepción se aplica a los otros seres humanos que no dejan de ser percibido como objetos. Yo, nada más percibir a otro, tengo estrategias sobre él. Percibir es ya querer que el otro sea como yo quiero. Es ya tener una idea sobre el otro (cabeza) y impulso para modificarlo (manos).
Y yo ne me escapo de mí mismo. Yo como sujeto me percibo a mí mismo como objeto. Tengo ideas de como debería ser, deseos de como me gustaría ser. Yo quiero cambiarme a mí mismo y mejorarme y modificarme y controlarme, etc. Estoy lleno de estrategias respecto a mí mismo. Tal es la relación que tengo yo conmigo mismo.

Desde esa percepción ordinaria, desde la lógica sujeto-objeto, el hombre es un lobo para el hombre y para sí mismo. Vivir desde esa percepción es vivir desde el miedo, el sufrimiento y el sin sentido.

Y que no nos engañemos. Cada uno de nosotros percibe espontáneamente de esa manera.

Es necesario cuestionar esa percepción separativa, darse cuenta de la lógica sujeto-objeto, para posibilitar que afloje otra percepción vincular, dónde el vínculo sustituye a la separación, la vida a la supervivencia, el amor al miedo.


Entradas populares de este blog

Cambio de percepción

Lo cotidiano y lo cósmico

Imperativos